sábado, 19 de junio de 2010

Caballo Loco

Si, lo miro después de la explosión, todavía me encuentro a medio descuartizar, los intentos de caballo loco por hacerlo han fallado.
Lo miro desde el fondo del cráter, esta toda llena de tierra y barro su camisa blanca, que aun arremangada, deja notar que el trabajo ya casi está terminado.
Me mira con la bronca que lo inunda, y su cara solo muestra la imagen de la desesperación, de no poder terminar con esta persona.
Solo sé que pronta esta mi despedida, ya comienza a prender otro cartucho de dinamita.

lunes, 8 de marzo de 2010

Blajamiun (Cuento)


Este cuento participa del libro "los vuelos del tintero" de seleccion Dunken, otro gustito...
La leyenda celta de los Tuatha de Danann nos explica que sus dioses dividieron la tierra de Irlanda en dos mundos, según la correspondencia y merecimientos, la superficie de la tierra fue asignada a los Milesios, hijos de Mil, y el inframundo le fue otorgada a los Tuatha de Danann.
En este contexto es que nos encontramos hoy, sentados a la vera del fogón, a miles de kilómetros de donde nació la leyenda celta. Pero en esta inhóspita parte del mundo, muy al sur del ecuador. Aquí es donde la leyenda toma su verdadero significado.
Uno de los dioses de menor escala, Blajamiun, fue expulsado de Irlanda. Su traición, que no tiene precedentes en esta mitología (fiel descendiente de los Fomorianos, raza de demonios aberrantes y malvados) fue de una gravedad extrema, lo cual le causo el destierro in eternum.
Blajamiun deambulo por los confines más inhóspitos de la tierra. Buscando donde poder asentarse y continuar con su saga de hechos demoniacos.
Este humilde bosque, bajo estos mismos arboles en centurias pasadas, es donde se asentó este desterrado demonio. Hoy todavía se cuenta, y creo que es parte del folclore, sobre las andanzas de este ser sobrenatural, por los senderos que llevan al lago, o en las costas del rio. Sus maldades sin precedentes se acrecentaban en estas tierras regadas de bondad.
Solo un ser, que lo persiguió por la inmensidad de la tierra, con la humildad de los grandes y la bondad de los dioses y obtuvo la gracia de los druidas de estos lares, pudo detener a este ser demoniaco. Tras dura batalla derroto a Blajamiun, sin derramar ni una sola gota de su sangre.
Blajamiun derrotado, suplico clemencia al resto de los dioses célticos. El perdón otorgado, fue el de dejarlo encerrado en un cuerpo humano, para sufrir las penurias por los siglos de los siglos. A su vencedor, se le otorgo la gracia de la vida eterna, hasta que este decidiera ponerle fin, siendo la única forma de morir, suicidándose. La responsabilidad que le fue otorgada es la de velar por este bosque, donde fue derrotado Blajamiun en manos de Exofriont, ser mítico de los Tuata de Danann, discípulo de Angus Mc Og y aprendiz del combate de Balor “mal ojo”.
Hoy nos encontramos en este fogón, con este caldero druida, recordando la hazaña realizada hace miles de años. Este ser de oscuridad sigue rondando los bosques que nos rodean y yo, sigo aquí protegiéndolo, listo para derrotarlo una vez más.

lunes, 1 de febrero de 2010

El Siestero (cuento)


Este cuento de mi autoria, participa y es publicado en el libro "Cuentos Como Pájaros" de editorial Dunken. proximamente.

El Siestero.
Me acomodé un poco el pelo, no me gusta andar por ahí despeinado, me subí los pantalones de gimnasia, me puse una camiseta blanca para ir a hacer ejercicios.
Tengo unas pocas horas para hacer mis ejercicios diarios, si no los aprovecho no hago más nada, mi vida últimamente no está siendo muy agitada.
Me incorporo sobre la cama, una a una me pongo las zapatillas, las ato cuidadosamente como para que no se me desaten mientras hago mi rutina.
Siempre empiezo con pesas y después jugamos un picadito en la cancha de afuera, muchas veces casi nos deshidratamos porque a esta hora el sol es muy fuerte, pero son los únicos momentos de libertad que tengo para hacer lo que quiera y como quiera.
Me puse la camperita para hacer ejercicios, ya listo, salí con la mirada primero en el balcón que da contra la puerta de mi pieza, llegué, abrí la puerta y vi la luz en el final del pasillo.
Sabía que pasaba por el cuarto prohibido desde hacía unos días, cuando nos peleamos, casi siempre nos peleamos por tonteras, ésta no había sido la excepción a nuestra regla.
No quería mirar para adentro, me acercaba cada paso más, la luz apagada de la misma le daba una tonalidad hasta lúgubre a la situación.
Estaba a punto de terminar de pasarla cuando siento que agarran mi brazo y muy bruscamente me meten en la pieza. Siento que me abrazan y me dicen al oído, perdóname mi amor, vos sabes cómo soy, los celos me matan.
Sentí sus labios sobre los míos, su olor impregnaba todo mi sentido del olfato, mi ojos cerrados imaginaban todo su rostro besándome, su lengua intrépida se escabullía entre mis dientes hasta encontrarse con la mía. Se entrelazaban en un beso intenso y dulce a la vez.
La reconciliación es uno de los placeres más lindos de la relación.
Sus manos recorrían mi cuerpo, sedientas de mi piel, me acariciaban como se hace con la porcelana china, fuerte y delicadamente a la vez.
Me llevó de la mano a la cama, parado enfrente a la misma, comenzó a desvestirme, de a poco, mientras besaba todo mi cuerpo, despacio y me mordía las tetillas, mis suspiros se hacían sentir cada vez más grandes.
Desnudo de pies a cabeza, me recostó sobre la cama, de a poco comenzó a quitarse la ropa.
Su piel reflejaba la escasa luz que dejaban filtrar las cortinas de las ventanas, sus curvas se delineaban de a poco mientras la ropa se desprendía casi siendo arrancada, por sus suaves manos.
Una vez el cuerpo totalmente desnudo, su pelo caía por sus hombros y mi cuerpo reaccionaba al suyo.
Nos besamos muy apasionadamente, mientras nuestros cuerpos se mezclaban, se unían, se fundían. Los orgasmos se dejaron suceder uno a uno. Los siesteros son nuestro fuerte.
La inmensidad de la tarde se perdía en sus piernas, tan efímera como la eternidad entre beso y beso.
Nuestros cuerpos exhaustos, respiraban al unísono, con la diferencia de sonido que puede representar su cabeza recostada en mi pecho.
Pasamos un rato descansando en la cama, no podíamos recuperarnos, nuestras reconciliaciones eran fastuosas, el amor que brotaba de nuestra piel se sentía en el aire, impregnaba la habitación, el pasillo.
De a poco me empecé a incorporar en la cama, buscando mis ropas. Sus manos no me dejaban vestirme con facilidad, me puse la ropa para poder irme a hacer ejercicio. La tarde se me terminaba.
Bese sus labios varias veces, como a modo de despedida. Abrazaba y no me dejaba, me escapé como pude mientras me costaba despegarme.
Salí de la habitación, antes de cruzar la puerta miré para atrás y vi su cuerpo semidesnudo tirado en la cama saludándome, tirándome besos con sus manos.
Recorrí el pasillo hacia la luz, paso a paso desprendía mi cuerpo el aroma al amor, mi cabeza no podía pensar mucho, estaba exhausta como mi cuerpo, pero mis ejercicios los revitalizan, aunque mirando el reloj supe que no podría hacer mucho, igual quiero hacer lo que pueda.
Cuando estoy por salir ya al patio siento que por el alto parlante
- internos del pabellón catorce por favor regresar a sus celdas, la hora de recreo ha terminado-
Apure la marcha, porque si a los del catorce los entraban, me quedaban diez minutos nomas.