martes, 21 de julio de 2009

La maquina de la felicidad (???)


Me senté, abrí las piernas acomodandolas sobre el taburete, espere a que las agujas penetraran en mi cerebro. La energía comenzo a fluir, sentía que de a poco penetraban un poco mas a cada vez, a cada cambio de canal.
La realidad se escurría por cada uno de los pliegos de mis lóbulos cerebrales.
Cada incursión de un nuevo producto endurecía mas mi conciencia, mis razonamientos se entrelazaban con productos ¡compre ya!, casi inmediatamente sentía las agujas abrir mi cerebro. El ruido de los huesos al romperse, me extraía momentaneamente del letargo casi hipnótico que producía la "maquina de la Felicidad".
Los Flash de realidad enlatada me sacudían un poco las piernas. Me hacian inconscientemente revisar las cortinas, persianas y puertas.
Pero ante la nueva envestida de "la maquina", mis sentidos hacían lo que estaban acostumbrados a hacer, apagarse, mis ojos llorosos preparados para el bombardeo de luces y colores, mis oidos retumbantes de placer por las explosiones musicales, sin lugar para el silencio, los sentidos agotados siquiera por la espera de la finalizacion del momento.
Siento que de a poco "la maquina de felicidad", me devuelve el color de la piel, termino la pausa, comienza de a poco a retirarse el dolor, las agujas se retrotraen.
Mi cuerpo casi zombie, siente que ya no necesita pensar más, no sentirá placer mayor que el de apagarse de a poco, untandose de sensaciones encontradas.
La maquina dicta que pensar ahora y de que reírse, puedo liberar la mente ahora y dejarme llevar a donde la maquina quiera.

miércoles, 1 de julio de 2009

Que Vida la Mia ¿no? I (Estracto de Cuento)

Me senté sobre el sillón de cuero que estaba en la sala, recosté mi cuello sobre el final del respaldo, apoye el brazo, jugué con el hielo que se movía inquieto en el vaso de whisky, con movimientos lentos lo mareaba. Muy de vez en cuando bebía un sorbo.
La ceniza del habano caía sobre la alfombra mullida.
Por la ventana se denotaba tras la transpiración del vidrio los copos de nieve que caían, que se depositaban sobre el verde césped, iluminado por partes gracias a los faroles del patio.
Sentía cada tanto el chasquido que producían las brazas al desprenderse los troncos que se quemaban en la estufa hogar.
Arriba de ella las fotos de personas que reconocía, pero que realmente no conocía.
La música ambiente elevaba mi nivel de asombro, ante la pérfida vida que llevaba, qué habré hecho yo en mis vidas anteriores para merecer esto, reflexionaba mientras dejaba deslizar el líquido bebido por mi garganta, mezclándose con el humo del habano cubano.
Sentía a lo lejos gente que murmuraba, se quejaba y se movían inquietos.
Miré para atrás y cesó todo signo de vida. Me gusta el silencio y los momentos de reflexión, volvía a mi mente, si mis acciones me llevaron a esto, tan dura puede ser la vida.
Suena el teléfono móvil de última generacion. Lo observo vibrando sobre la mesa ratona de caoba con ribetes dorados.
-Hola comisario, si soy yo, si no me das la ruta liberada chango acá hago zarpado quilombo ehh. Ponéte las pilas yuta del orto, que acá amaso a la masa, tengo a los dueños y la sirvienta. Rápido gil, ehh. Mira que me está pintando el bardo.
Deposité el aparato en la mesita. Que vida la mía ¿no?.