
Me senté, abrí las piernas acomodandolas sobre el taburete, espere a que las agujas penetraran en mi cerebro. La energía comenzo a fluir, sentía que de a poco penetraban un poco mas a cada vez, a cada cambio de canal.
La realidad se escurría por cada uno de los pliegos de mis lóbulos cerebrales.
Cada incursión de un nuevo producto endurecía mas mi conciencia, mis razonamientos se entrelazaban con productos ¡compre ya!, casi inmediatamente sentía las agujas abrir mi cerebro. El ruido de los huesos al romperse, me extraía momentaneamente del letargo casi hipnótico que producía la "maquina de la Felicidad".
Los Flash de realidad enlatada me sacudían un poco las piernas. Me hacian inconscientemente revisar las cortinas, persianas y puertas.
Pero ante la nueva envestida de "la maquina", mis sentidos hacían lo que estaban acostumbrados a hacer, apagarse, mis ojos llorosos preparados para el bombardeo de luces y colores, mis oidos retumbantes de placer por las explosiones musicales, sin lugar para el silencio, los sentidos agotados siquiera por la espera de la finalizacion del momento.
Siento que de a poco "la maquina de felicidad", me devuelve el color de la piel, termino la pausa, comienza de a poco a retirarse el dolor, las agujas se retrotraen.
Mi cuerpo casi zombie, siente que ya no necesita pensar más, no sentirá placer mayor que el de apagarse de a poco, untandose de sensaciones encontradas.
La maquina dicta que pensar ahora y de que reírse, puedo liberar la mente ahora y dejarme llevar a donde la maquina quiera.